Julio Aparicio, un torero con mucha experiencia, sufrió una cornada escalofriante. El pobre hombre tuvo tan mala suerte que resbaló cuando toreaba, y en ese instante el toro dio vuelta para arremeter contra él. El torero gateó hacia atrás, casi sin levantarse, hasta que el toro le atravesó el cuello, como si le colgaran de un gancho.
La sangre salió a borbotones.
Los médicos dijeron que el torero “tiene una “herida en región submandibular con una trayectoria ascendente que penetra en cavidad bucal, atraviesa la lengua, alcanza el paladar con fractura del maxilar superior. Pronóstico muy grave”.
Los médicos dijeron que el torero “tiene una “herida en región submandibular con una trayectoria ascendente que penetra en cavidad bucal, atraviesa la lengua, alcanza el paladar con fractura del maxilar superior. Pronóstico muy grave”.
visto en dogguie.com
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